El diagnóstico de VIH es la piedra fundamental de la prevención del VIH y constituye la primera
meta del continuum de la prevención. Actualmente ONUSIDA recomienda a los países que para el
2030 el 95% de las personas que viven con VIH conozcan su diagnóstico. Para ello, es importante
realizar todos los esfuerzos posibles para que las pruebas de VIH lleguen a las personas que más lo
necesitan, siendo necesario que los servicios de salud promuevan el tamizaje estratégico, es decir,
que se consideren las barreras que las poblaciones más vulnerables al VIH enfrentan y se ofrezca
el tamizaje en lugares y formas que permitan superar el estigma, la discriminiación y las barreras
de acceso al diagnóstico. Esto implica la oferta de autoprueba, el tamizaje basado en casos índice,
también conocidos cómo notificación asistida de contactos y la provisión de pruebas rápidas en los
Puntos de Atención Clínica (POCT por sus siglas en inglés).